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LOS PIONEROS DE LA CAUSA

La Causa de la Ciencia Cristiana, en sus primeros días, atraía trabajadores de todo el mundo. Ellos se sentían motivados por un espíritu vital, y por la convicción de que esta Causa era más grande que todas las demás, y se entregaron a ella por entero. Esta serie explora algo de lo que fundamenta el compromiso que hicieron estos individuos.

Ellos respondieron al llamado: Alfred Farlow

Del número de junio de 1988 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Probablemente ningún Científico Cristiano de ese tiempo fue mejor conocido por el público que Alfred Farlow cuando terminó su cargo como primer Gerente del Comité de Publicación de La Iglesia Madre. The Boston Post, al anunciar que él se jubilaba en 1914, dijo: “Su influencia en el mundo exterior ha sido aún más grande de lo que los Científicos Cristianos quizás comprendan. Dotado de un extraordinario tacto, incesante paciencia y firme lealtad a su causa, ganó el respeto de todos los que llegaron a conocerlo”.The Boston Post, 27 de marzo de 1914, pág. 16.

Desde temprana edad esas cualidades fueron evidentes en este hombre. Contaba un poco más de veinte años cuando la Ciencia Cristiana lo salvó de un estado crónico de mala salud, y Alfred Farlow comenzó su labor de toda la vida a la Causa de la Ciencia Cristiana. En 1887 y 1889, la Sra. Eddy le dio instrucción en clase Primaria y Normal de la Ciencia Cristiana. Como practicista y maestro, vivió en Topeka, Kansas, y después, en Kansas City, Missouri, donde formó una Sociedad de Científicos Cristianos, que aumentó en muy poco tiempo de diecisiete miembros a una congregación de seiscientos. George W. Farlow, reminiscencias, Archivos y Biblioteca de La Iglesia Madre. En ambas ciudades él tomó parte en el establecimiento de una Primera Iglesia de Cristo, Científico.

Durante este período, desarrolló su habilidad de explicar la metafísica al público. Una vez, escribió a la Sra. Eddy: “Dios me ha dado la habilidad de simplificar la Verdad a los principiantes.. .” Farlow, carta, 11 de junio de 1893, Archivos. Alentado por ella, comenzó a corregir información inexacta acerca de la Ciencia en la prensa local, diciendo que lo único que lo movía a hacerlo era “su determinación de que la justicia prevaleciera”.Boston Sunday Post, 29 de marzo de 1914, pág. 39.

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