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La misión que Dios nos tiene asignada

Del número de febrero de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Uno De Los personajes que más me gustan de las tiras cómicas es Mafalda. La recuerdo diciéndole a su amigo Felipe: "¿Qué te parece esta frase, Felipe? 'Conócete a ti mismo' ".

El responde: "¡Me parece excelente! ¡Es más: de hoy en adelante comenzaré a ponerla en práctica! ¡Sí, señor! ¡No voy a parar hasta llegar a conocerme a mí mismo y saber cómo soy yo realmente!" Entonces, hace una pausa y se pregunta: "¡Dios mío! ¿Y si no me gusto?" Joaquín Salvador Lavado (Quino), Mafalda, 4 (Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 1987).

Esta es una pregunta muy importante que nos interesa a todos. Todos queremos conocernos a nosotros mismos, es decir, comprender quiénes somos realmente. En el Antiguo Testamento hay un relato acerca de un hombre que se conocía a sí mismo. El amaba tanto su identidad — su identidad espiritual como hijo de Dios — que siempre pensó y actuó de acuerdo con ella; siempre le fue fiel. Ese hombre era José.

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