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Ciclos de la vida sin sufrimiento

Del número de abril de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Se Ha Detenido alguna vez a pensar en la cantidad de ciclos y etapas que parece haber? Escuchamos hablar de la terrible infancia, la pubertad, los ciclos menstruales, la edad madura, la jubilación, etc. ¿Acaso estamos a merced de estos ciclos? Según la Ciencia del Cristo, no.

Ciencia y Salud habla de los ciclos de una manera totalmente diferente: "A través de los ciclos infinitos de la existencia eterna, el Espíritu, y la materia no coinciden ni en el hombre ni en el universo".Ciencia y Salud, pág. 319. Dios es Espíritu, todo el bien; por lo tanto, los ciclos de Su reino son espirituales y sólo pueden traer el desarrollo del bien. Esos ciclos incluyen una manifestación progresiva y constante del amor, el cuidado, la salud, la sabiduría, la inteligencia, el dominio, el propósito y la utilidad de Dios. Los "ciclos infinitos de la existencia eterna" no incluyen ninguna ley que pueda disminuir o impedir la manifestación de las cualidades espirituales que le pertenecen al hijo de Dios, usted y yo. Ninguna de Sus ideas se vuelve menos valiosa, menos completa. De hecho realmente ocurre lo contrario. Ciencia y Salud lo explica así: "Cada fase sucesiva de experiencia descubre nuevas perspectiva de la bondad y del amor divinos". Ibid., pág. 66.

Hace unos años empecé a tener problemas con mi ciclo menstrual. Al principio, ignoré el problema. A veces cuando pensaba en eso me ponía a orar, pero no experimentaba ningún resultado. Luego decidí tratar el problema orando y corrigiendo las creencias generales que pudiera haber estado aceptando respecto de la femineidad, específicamente las relacionadas con el período. Me aferré a mi verdadera identidad como idea espiritual de Dios, completa y sana, que no está sujeta a nacimiento, desarrollo material, decadencia ni muerte. Oré para comprender que Dios es mi Vida y que por ser Su reflejo, tengo total dominio sobre cualquier ciclo negativo relacionado con un concepto carnal de vida. A los dos o tres meses, sané por completo, y el problema no se ha vuelto a presentar.

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